Qué ocurriría si...

Comienza un nuevo curso y Escuela de Hipopótamos abre sus puertas con historias divertidas y muy creativas. Estos grandes hipopótamos ya están preparados para contar todas las experiencias que se vayan realizando en el aula a lo largo de este curso escolar. ¡Comenzamos!

Hipo no nada, Pablo Bernasconi

¿Qué ocurriría si…?

El genial Gianni Rodari, en su libro Gramática de la fantasía, nos muestra una serie de técnicas para ayudar a los niños a inventar sus propias historias. La de las “hipótesis fantásticas” es una técnica sencilla en la que se eligen al azar un sujeto y un predicado formulando inicialmente la pregunta: Qué ocurriría si…   

—¿Qué ocurriría si un cocodrilo llamase a vuestra puerta pidiendo un poco de romero?
—¿Qué ocurriría si vuestro ascensor bajase hasta el centro de la tierra o subiese hasta la luna?

Dice Gianni Rodari:
“También con los chicos ocurre que la diversión mayor se revela en el acto de formular las preguntas más graciosas y sorprendentes: precisamente porque el trabajo sucesivo, o sea el desarrollo del tema, no es más que la aplicación y el desarrollo de un descubrimiento ya producido.”
“Estamos en el uso de la fantasía para establecer una relación activa con lo real. El mundo puede ser mirado desde la altura de un hombre, pero también desde lo alto de una nube (con los aviones es fácil). En la realidad, se puede entrar por la puerta principal o introducirse —es más divertido— por un ventanuco.”

Los hipopótamos se pusieron manos a la obra y crearon sus propias hipótesis fantásticas con sus correspondientes historias. Aquí dejo algunas de las más interesantes.

¿Qué ocurriría si decimos una cosa y es lo contrario?
Había una vez una ciudad donde todo era al revés. Un día se encontraron dos amigos y dice uno:
— ¡Adiós!
Y el otro dice:
—No tengo un hijo.
—¿Y cómo no se llama?
—No se llama Franco.
—Yo no tengo una perrita y no se llama Lara.
—Los edificios no son altos —dice uno.
—¡Qué charco tan feo! —dice el otro.
—No lo siento, no me tengo que ir al instituto y no tengo que dar clases de mates. ¡Hola!
— Mi mujer no me está esperando. ¡Hola!


Esta historia disparatada de la hipo Irene G. parece propia del Nonsense porque juega hábilmente con las palabras para escribir este absurdo diálogo de contrarios.

¿Qué ocurriría si el mundo fuera al revés?
Los pequeños serían mayores y los mayores serían pequeños, estaríamos en el instituto y los mayores en el colegio, las cebras se comerían a los leones y los conejos, canguros y ranas no saltarían, Sancho Panza no estaría gordo y Don Quijote sí, el verano sería invierno y el invierno verano, el bombo sería una flauta y la flauta un bombo, el guepardo no sería el animal más rápido del mundo y el caracol sí, la hormiga sería más grande que el elefante y el elefante más pequeño, el fútbol se jugaría con las manos y el balonmano con los pies.


 El hipo Pau se acuerda hasta de Sancho Panza y Don Quijote en su mundo al revés. Hay que destacar la bonita ilustración que le ha hecho su amigo, el hipo Mateo.

¿Qué ocurriría si la Tierra se enfrentase a Saturno?
Saturno tira un meteorito a la Tierra y lo esquiva 9.999.999.999.000.000 veces. Así estuvieron hasta que se cansaron, se perdonaron, se abrazaron pero… explotaron al chocarse.


Este microrrelato del hipo Lucas tiene un final muy catastrófico pero, claro, ¿qué otra cosa puede ocurrir cuando dos planetas se abrazan? Por cierto, ¿quién es el valiente que se atreve a leer el número?

¿Qué ocurriría si nos cortáramos el pelo y nos creciera en un segundo?
Unos niños de dieciocho años se fueron de viaje pero había uno de ellos que era mágico porque tenía el pelo de 1.000.000.000.000.000 kilómetros de largo. Lo llevaba en los bolsillos y siempre tenía que llevar las tijeras encima. Cuando intentaron arrancar el coche no pudieron porque el pelo se les había enredado en el motor. Así que no pudieron ir de viaje.


A la hipo Laura también le gustan los números grandes y ¡los pelos largos!

Y después de estas historias tan graciosas y ocurrentes queda demostrado que esta pandilla de hipopótamos son de los que ven el mundo desde lo alto de una nube.

Siempre estoy en las nubes, Chuwy





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